OBRAS PARA LA MEJORA DE LA EFICIENCIA ENERGÉTICA
A lo largo de la vida útil de una vivienda se realizan varias obras. Algunas son reformas para adaptar el uso a las nuevas necesidades que plantean los usuarios. Otras obras las englobaríamos dentro de un proceso normal de mantenimiento de la finca. Y por último tendríamos las obras asociadas a intervenciones de rehabilitación causadas por el deterioro de la finca por un bajo o nulo mantenimiento.
Aprovechar todas estas obras para mejorar la eficiencia energética de una vivienda es una ocasión que no podemos dejar pasar. Si no se nos ocurre qué o cómo intervenir en esta línea, os recomendamos que os pongáis en manos de un experto en la materia (un arquitecto o un arquitecto técnico por ejemplo).
A grandes rasgos os diremos que las intervenciones más claras en esta línea son las que mejoran el aislamiento térmico de los elementos envolventes, es decir, (fachadas, medianeras y cubiertas). En estos casos la solución pasa por añadir aislamiento térmico, ya sea por el interior o por el exterior. Otras de las intervenciones en esta línea son la sustitución de ventanas por otras con rotura de puente térmico y dotadas de cristales con cámara y de baja emisividad térmica. Posiblemente sean las intervenciones más importantes que os planteamos, pero también son las más efectivas para poder ahorrar energía.
MEJORA DE INSTALACIONES
El salto evolutivo y tecnológico en las instalaciones es impresionante. Desde sistemas de producción de energía más eficientes (cogeneración) pasando por fuentes de energía más baratas y respetuosas con el medio ambiente (biomasa), existe un amplio abanico de opciones. Incluso la aplicación de la domótica al control de las instalaciones y elementos es una alternativa a evaluar.
También podemos incidir en el diseño de las instalaciones para mejorar su eficiencia. En muchas ocasiones basta con aplicar algo de sentido común en estos casos.
SUSTITUCIÓN DE ELECTRODOMÉSTICOS
Miremos donde miremos de nuestro hogar veremos un aparato electrónico. En el momento que su vida útil llega a su fin optemos por sustituirlos por otros con mejor calificación energética. Sólo bastará con que miremos la etiqueta energética. Esto implica ahorrar energía de una forma directa.
MANTENIMIENTOS
Cuando nos compramos un coche solemos consultar el manual de mantenimiento. Pues en nuestro hogar pasa lo mismo: asegurar que las ventanas cierran bien, que el rendimiento de la caldera es el adecuado, purgar radiadores, limpiar las placas solares, restituir elementos deteriorados por el paso del tiempo… Todas estas intervenciones son básicas para garantizar la eficiencia energética y también para mejorar el buen estado de nuestro hogar en su conjunto.
CAMBIO DE HÁBITOS
Y cuando todo lo anterior lo tenemos, llega lo más importante sobre lo que incidir: nosotros mismos. El uso racional de las energías basado en unos hábitos adecuados es lo que finalmente nos permitirá reducir el consumo de energía de una manera efectiva. Acciones como: poner lavados a baja temperatura, no meter alimentos calientes en la nevera, abrir la nevera lo imprescindible, no dejar electrodomésticos en stand by, ajustar la temperatura de la calefacción, de la refrigeración, del congelador o del frigorífico a niveles razonables, apagar las luces cuando no las necesitemos, apagar la calefacción si vamos a estar un periodo largo fuera de nuestro hogar…. ¡Hay infinidad de acciones centradas en cambios de hábitos personales!